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miércoles, 21 de febrero de 2018

Almonaster la Real (Huelva)



En Pueblos-andaluces visitamos Almonaster la Real (Huelva).
Es una localidad onubense situada en pleno corazón del Parque Natural de la Sierra de Aracena y los Picos de Aroche, a unos 20 kilómetros de Aracena y a 100 kilómetros de la ciudad de Huelva. La frontera portuguesa se encuentra a 40 kilómetros, aproximadamente. El municipio tiene una extensión superficial de 321,9 kilómetros cuadrados y está 576 metros sobre el nivel del mar. Su población, según el censo del año 2016, asciende a 1891 habitantes. 

El gentilicio de sus vecinos es “almonasterense”. En su término municipal se ubica el punto asfaltado más alto de la Provincia de Huelva, en el Cerro de San Cristóbal, con 891 metros de altitud. En sus alrededores predominan las dehesas y los bosques de encinas, alcornoques, castaños y monte bajo. Su casco urbano está declarado como Bien de Interés Cultural, destacando de manera especial la famosa ermita construida en el siglo IX sobre los restos de una antigua basílica visigoda del siglo VI que ya poseía una interesantes columnas romanas del siglo I y II. Es la única mezquita andalusí que se ha conservado casi intacta en España. Almonaster la Real es uno de los lugares más visitados en la sierra onubense por su riqueza patrimonial, gastronómica y entorno privilegiado. Limita al Norte con Cortegana y Jabugo; al Este, con Sta. Ana la Real, Alájar y Aracena; al Oeste, con Cortesana, Aroche y el Cerro del Andévalo; al Sur, con El Campillo, Zalamea, El Cerro y Cortegana. Las principales actividades económicas de Almonaster la Real han sido la extracción de corcho y maderas, junto a la agricultura y la explotación del cerdo ibérico. Igualmente a lo largo de su historia también ha estado marcada por yacimientos mineros y en los últimos tiempos por el avance del turismo rural. Actualmente Almonaster cuenta con 14 aldeas: Las Veredas, Gil Márquez, Arroyo, Acebuches, Los Molares, La Canaleja, Escalada, Aguafría, Calabazares, Cueva de la Mora, Mina Concepción, Patrás, Monteblanco y Estación de Almonaster.


Historia


Los orígenes de Almonaster la Real se remontan a la Edad del Bronce, 3000 años antes de Cristo. Son numerosos e interesantes los restos hallados en la necrópolis de Becerreros, al Sur del Municipio, y en la explotación minera de Monte Romero.

Pero sin duda la principal fuente histórica nos proviene de la época romana. Según palabras del profesor Luzón: los cimientos de la propia Villa de Almonaster se levantarían sobre un yacimiento romano. Igualmente en las cercanías del castillo pueden apreciarse numerosos sillares romanos, así como las columnas que podemos contemplar en la basílica visigoda y que fueron reutilizados en la mezquita. Según se desprende de algunos estudiosos la actual denominación de la villa procedería del término árabe Al–munastyr, trascripción casi literal de su anterior nombre latino monasterium. El primer documento escrito que nos confirma de la existencia de Almonaster es del geógrafo árabe Abu Ubaid al Bakri del año 822. En el año 1230 fue reconquistada, pasando a formar parte de Portugal y posteriormente de Castilla. Alfonso X la entrega, junto con otras poblaciones como Zalamea, al arzobispado de Sevilla, en 1279, donación confirmada en 1286 por Sancho IV. Esta situación se prolonga hasta el siglo XVI en que Gregorio XIII concede bula a Felipe II para enajenar bienes eclesiásticos, entre los que se encontraba Almonaster, que será entregada al príncipe de Salerno para saldar deudas. Cuando este intenta vender sus derechos al marqués de Algaba, los vecinos apelan al rey para evitarlo, consiguiendo el 10 de mayo de 1583 que la villa quede en realengo, momento en que se le incorpora la Real y queda incluida en el antiguo reino de Sevilla hasta que en 1822 pasa a formar parte de la provincia de Huelva. Su importante producción minera llevó a superar los 9000 habitantes en las primeras décadas del siglo XX hasta que el convulso comienzo de siglo con guerras, emigración y cambios provocó la emigración. Los nuevos tiempos democráticos, la llegada de la llamada sociedad del bienestar y el boom del turismo rural han hecho que Almonaster vuelva a vivir nuevos tiempos de esperanza y prosperidad.


Monumento y lugares de interés

El Castillo 
Es una construcción del siglo IX que confirma la importancia de la villa como cabecera militar y fiscal durante la época árabe. Según se puede confirmar en 1267 la población de Almonaster vivía en el interior del castillo, según documento conservado en el archivo de la catedral de Sevilla: “los omes buenos que moravan en Almonaster nuestro castillo de nuestro término…”. Tras el comienzo de una época de decadencia y abandono a partir de finales del siglo XV, es el el siglo XIX cuando se aprovechan sus materiales para construir una Plaza de Toros en el antiguo patio de armas. En la actualidad el recinto amurallado tiene un perímetro de 313 metros y forma poligonal irregular.
La Mezquita de Al – Munastyr
Tal como indicábamos al principio, se trata de la única mezquita andalusí que se ha conservado casi intacta en España. Está declarada como B.I.C. y Monumento Nacional desde el 3 de junio de 1931.  Se ubica en la parte más alta del cerro que corona el Castillo. Se erigió durante el reinado de Abd al-Rahman III, siendo utilizados los restos de una anterior iglesia visigoda que a su vez constaba de elementos romanos. 
Nos llama la atención, la bellas columnas y capitales romanos que podemos ver en su interior y que está datados entre los siglo I y II de nuestra era. Según el historiador Alfonso Jiménez la mezquita se levantó a finales del siglo IX o principios del X, siguiendo los cánones de la época califal. También nos cuenta que: “El oratorio se compone de cinco naves orientadas hacia el muro de la qibla cuyas arcadas de ladrillo, originariamente de herradura, descansan sobre columnas y pilares de diferentes materiales, tamaños y épocas (material de acarreo). En el centro de la qibla se abre el mihrab, de planta cúbicosemicircular, cubierto con bóveda de horno; un alfiz de ladrillos enmarca el arco de herradura frontal. El alminar (5), que aún conserva en su parte inicial la escalera que circula sobre el machón central, completa el edificio islámico. Cuando los cristianos ocuparon estas tierras, allá por el S. XIII, se construyó un ábside posiblemente románico, del que sólo quedan los arranques del arco triunfal embebidos en los del arco actual. No se sabe si este ábside vio interrumpida su construcción, si sufrió destrucción violenta o fue desmontado en parte para levantar el actual. Tampoco se sabe exactamente la advocación de la mezquita cristianizada, aunque al llamarse de Nuestra Señora de la Concepción, en el siglo XVI, cabe pensar que, como era frecuente, la primitiva advocación sería la de Santa María. A finales del siglo XV o comienzos del XVI, la mezquita sufrió una serie de obras importantes que remozaron parte de su estructura y añadieron nuevos espacios: se recortaron los arcos inmediatos a la qibla, aunque algunos siguieron conservando arranques en herradura; se reforzó el muro de la qibla, añadiendo un estribo.
Se reformó el mihrab y se amplió la mezquita levantando el pórtico y tal vez el aljibe; todo ello dentro de un estilo mudéjar (arcos rebajados y escarzados, ladrillo limpio) relacionado con el sevillano. En el S. XVI se realizó el campanario y se labró la sacristía y el porche, además de añadir ciertos detalles decorativos como los azulejos que adornan el escalón de entrada al presbiterio. Obras posteriores, ya en el S. XVIII, son la transformación del remate de la torre, la construcción del “cuarto de los moros” y la decoración de la cúpula del ábside. La mezquita tiene planta cuadrada, con sus ángulos notablemente deformados. Sus lados tienen similares dimensiones (10,7 por 11 metros en el interior) y su cota más alta en la parte norte, bajando progresivamente hacia el sur. El espesor de sus muros es variable y los materiales diversos, predominando la mampostería y el aparejo toledano, aunque también aparece el ladrillo y, en algunas zonas, el tapial o esquinales de grandes sillares graníticos. Conserva en su interior un conjunto interesantísimo de piezas arqueológicas de diferentes periodos y estilos: un ara funeraria romana; un epitafio paleocristiano; los restos del ara y del cancel de iconostasis de la antigua iglesia visigoda; un cimacio, datable entre el V el VII; un dintel visigodo, coronando la puerta de entrada; numerosos fustes y capiteles romanos; La Mezquita de Almonaster es un testimonio excepcional de las primeras obras islámicas de España. Conserva el carácter, tan difícil de encontrar, de una mezquita de ciudad pequeña, sobria, recogida y dotada de la sutil elegancia del periodo omeya, cuyo arte unió herencia clásica e influencia oriental. El empleo de materiales romanos y visigodos, el aparejo de ladrillo y la mampostería como recurso decorativo de gusto arcaico, el nicho de oración circular, el alminar con machón central, son indicios de la antigüedad de este singular edificio. Su ambiente arquitectónico se relaciona con las obras más antiguas del Islam Occidental, del Norte de África y de Al – Ándalus. Ni los avatares del paso del tiempo, ni los propios ataques de la naturaleza han podido con este singular monumento, emblema de Almonaster y origen y destino de culturas. Cada época impuso su sello y de cada época nos queda el recuerdo patente en sus viejas piedras perviviendo en nuestros días como un auténtico crisol de culturas, síntesis de toda la historia de este pueblo”. Sin duda es una de nuestras paradas obligatorias, a nuestro paso por la Sierra de Aracena.

.Iglesia Gótica Mudéjar de San Martín
Es una construcción de principios del siglo XIV que a lo largo del siglo siguiente se fue completando con una serie de obras, bien encajadas en las anteriores, entre las que destacaría la Puerta del Evangelio, hoy cegada, y de la Epístola encuadrada en estribos y alfiz, así como un retablillo exterior de fino corte gótico mudéjar. En el primer tercio del S. XVI se construyen el coro, la torre y la Puerta del Perdón, elemento este último de evidente singularidad estilística en la arquitectura religiosa de toda la zona. Consta de tres naves, separadas por arcos apuntados y peraltados, sobre pilares cruciformes, con crucero asimétrico y ábside poligonal. 
El templo está cubierto por una bóveda de cañón apuntado y esquifada en el ábside, mientras que las cabeceras de las laterales son vaídas. A los pies del edificio se sitúa el coro, que presenta unos merlones en el antepecho, curvilíneos unos, escalonados otros, con azulejos. La torre, a los pies del último tramo de la derecha, está construida a base de mampostería y ladrillo. En su estructura destaca la portada de estilo manuelino portugués. El terremoto de Lisboa de 1755, afectó notablemente al edificio que tuvo que ser restaurado por el arquitecto Pedro de Silva.


Ermita de Santa Eulalia
Según documento de principios del siglo XVII ya existía la Ermita de Santa Eulalia en el término de la Dehesa de la Arguijuela, lugar al que iban en procesión durante la Pascua de Pentecostés, las villas de Almonaster, Aracena y Zalamea, entre otros pueblos de la serranía. En su estructura se conservan restos romanos sobre los que probablemente se construiría la ermita a finales del siglo XV o principios del XVI. Su morfología se enmarca en el ámbito de las iglesias de arcos transversales de la sierra. El acceso a la ermita se realiza a través de un porche barroco de arcos mixtilíneos que se prolonga por los
costados del edificio. De esta etapa, S. XVIII, sería también la espadaña de dos cuerpos y la sacristía. Su espacio interior se define por tres ámbitos rectangulares conectados por medio de arcos apuntados. Los dos primeros tramos son más anchos que el tercero, donde se ubica el ábside de planta cuadrangular y que constituiría el mausoleo romano, y al que se accede a través de un arco triunfal, también apuntado. En este espacio aparece una bóveda de crucería ojival de nervios diagonales en ladrillo que se cruzan en una clave central. La bóveda está decorada con pinturas barrocas al fresco, del S. XVIII. En los testeros del ábside aparecen una serie de pinturas murales de finales del siglo XV o comienzos del siglo XVI, dentro del período gótico tardío. La obra al fresco representa a Santa Eulalia y Santa Julita, en el testero frontal, con San Jorge, Santa Leocadia, la Virgen con el Niño y San Miguel. En el testero de la izquierda se representan escenas medievales y la figura de San Vicente, con dos orantes a sus pies. En el testero de la derecha aparece una escena de batalla con el apóstol Santiago a caballo, y en la otra a San Sebastián, ataviado con arco y aljaba, con dos orantes a sus pies.
Ruinas Ermita de San Sebastián
Se encuentra situada a las afueras del pueblo, concretamente en el camino que iba a Cortegana y Aroche. Es una construcción medieval que se reformó en el siglo XVI y de la que sólo se conservan el ábside y algunos muros. El presbiterio es un volumen cúbico, cubierto a cuatro aguas abierto al exterior por un arco de medio punto y dos ventanas que aparecen en los costados. El interior está cubierto con una bóveda vaída cuyos arcos descansan sobre cuatro ménsulas angulares de diseño manierista.
Sirvió de capilla de cementerio durante el S. XIX y parte del XX, hasta que se construyó el actual cementerio municipal. En sus paredes aún pueden observarse huellas de nichos.
Ermita del Señor
Está localizada a la salida de Almonaster, concretamente junto al camino de Cortegana. Se trata de un pequeño humilladero que tiene el nombre del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, desempeñando el papel del “Cristo del Buen Viaje”. Es de planta rectangular de única nave formada por dos tramos de bóveda y pequeña sacristía. Está datada a mediados del siglo XVII, aunque a lo largo de su historia ha sufrido diversas reformas.
Capilla de la Santísima Trinidad
Es una construcción de finales del siglo XVIII que está ubicada en la plaza del Ayuntamiento. Es de trazado irregular con elementos barrocos.
Consta de sacristía, púlpito y coro elevado. La iluminación la proporcionan dos óculos tetralobulados y todo el interior está encalado hasta en sus más mínimos detalles lo que confiere al edificio una pureza arquitectónica difícilmente detectable en otros edificios barrocos. De entre otras características, resalta la esbeltez de esta capilla, de planta tan pequeña. La decoración del interior se reduce a unas pilas de agua bendita y a varias puertas de cuarterones. El exterior del templo, aunque transparenta con cierta fidelidad su disposición interna, no deja sospechar las irregularidades de la planta. Hay que destacar la cornisa de la que arranca el pretil de la cubierta y que corona todo el edificio, la puerta de acceso y la espadaña que campea sobre la portada. El hueco de entrada está cubierto por un arco lobulado y queda enmarcado por las pilastras toscanas de la portada. Consta de un arquitrabe y un friso desmembrado, cornisa y frontón roto en cuyo tímpano se aloja un azulejo enmarcado por unos recortes barrocos. Completan la portada unos pináculos, típicos de fines del siglo XVIII, y algo más arriba aparece uno de los óculos antes aludidos que dan luz al coro. La espadaña, de dos cuerpos de la
misma composición, aparece decorada por pilastras toscanas, arquillos de medio punto y sobre ellos una cornisa, dórica en el primero y toscana en el segundo. La coronan una veleta y cuatro remates cerámicos.
Asimismo en nuestro recorrido por el casco histórico de Almonaster la Real, podemos disfrutar de otras edificaciones singulares como la antigua Tenería del siglo XIX o la Fuente del Concejo del siglo XVIII. También nos llama la atención la Casa Palacio de D. Miguel Tenorio de Castilla del siglo XIX y otras casas señoriales.


Las Palmeras

Casa rural
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Almonaster la Real, a 0,3 km de Centro de la ciudad
8.1
Muy bien 

Os dejamos con un Vídeo para que veas sus instalaciones

Gastronomía
La cocina de Almonaster la Real es rica y variada, basándose en las recetas ancestrales que han pasado de generación en generación y en la primera calidad de sus materias primas.  El rey de la mesa, al igual que en todo el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, sigue siendo el cerdo ibérico. El jamón ibérico, la caña de lomo ibérica, así como todo tipo de carnes y sabrosas chacinas caseras, están presentes en las cartas de bares y restaurantes. Otros platos singulares son el guiso de pobre, los adobados y la sopa de olores. Igualmente en los postres podemos disfrutar de las populares tortas del cura, rosas, magdalenas y el queso de cabra con miel. Os dejamos con un Vídeo de nuestro paso por uno de los restaurantes populares de Almonaster la Real.

Fiestas y tradiciones populares
Las Cruces de Mayo
La fiesta está declarada de interés etnológico y está incluida
en el catálogo general de bienes patrimoniales de Andalucía. Su historia se remonta a tiempos inmemoriales, celebrándose en torno al primer domingo del mes de mayo. La gran rivalidad que hay entre las dos hermandades de El Llano y la Fuente, hace que cada año se engrandezca aún más la fiesta y que esté muy arraigada en el pueblo. Durante el mes de abril se inician todos los preparativos con la confección de flores de papel, arcos, jarrones, mantones y trajes de serrana, así como con los ensayos de las coplas del romero y de los fandangos. El Domingo de Chubarba, último del mes de abril, las hermandades van al campo a recoger la chubarba, arbusto resistente que se utiliza para decorar el arco y las esquinas de la cruz. Por la noche procesión cantando las coplas del Romero. La tarde las flores, el sábado de Cruces, comienza la fiesta con la presentación de la Mayordoma y las Diputadas. Por la noche de los pinos, ambas cruces se visitan entre salvas de cohetes y fandangos de Los Pinos. El Domingo de Cruces, día grande de la fiesta con las Coplas del Romero. Al día siguiente Lunes de Cruces con los más pequeños de protagonistas y la Jira del último día, martes de Cruces, con jornada campeera y regreso al pueblo con entrega a las nuevas mayordomías. Las aldeas de Aguafría, las Veredas y Calabazares, también celebran la ancestral fiesta de la Cruz entre el último fin de semana del mes de abril y el último fin de semana del mes de mayo.
Romería de Santa Eulalia. Es una de las fiestas más populares de la serranía, siendo una de las más antiguas de España, según confirma un documento de 1606. 
Se celebra en torno al tercer sábado del mes de mayo, en la Ermita de Santa Eulalia ubicada a unos 20 kilómetros de Almonaster. Tal como hemos indicado anteriormente, la ermita se construyó en el siglo XV sobre los restos de un edificio funerario romano del siglo I. El ritual de la fiesta es el siguiente: “El ritual se inicia con la celebración de una novena en honor de la Santa, que finaliza el viernes con la Misa de las Cargas. A primeras horas del sábado, al compás del tamboril y el fandango, se congrega el Poleo, comitiva formada por las carrozas, el Simpecado y las caballerías. Tras las vueltas de rigor, se enfila hacia la Ermita recogiendo romeros procedentes de las aldeas de Almonaster y de toda la Comarca que se incorporan a lo largo del camino y en las paradas de Calabazares y los Arenales. Una vez llegados a la Dehesa de la Aguijuela se suceden los Actos programados, actos ancestrales que otorgan a esta celebración un interés etnográfico singular: rezos por fandangos en la Ermita, el Toro, la tarde del río, donde “ ... entre tomillo y romero, con el rumor de fondo del Zancolí y el Odiel, y al son de la flauta, el tambor y la guitarra, el fandango se hace dueño de la tarde y llena con su cadencia el paisaje y el alma de los que se acercan” ; el rosario por los alrededores de la Ermita, los fuegos, la noche en la casa de la Hermandad, la Ronda de madrugada,... El domingo, Misa solemne, Procesión de la Santa por el Real y cesión de mayordomías. El fandango ante la imagen chiquita pone broche final a los actos religiosos. Cuando la tarde declina, el Poleo inicia el regreso al pueblo”. Podemos clasificar los fandangos de Almonaster en tres grupos: El Fandango de la Cruz, el Fandango de Almonaster, propiamente dicho, también conocido como el de Santa Eulalia y el Fandango aldeano. Los dos primeros grupos aparecen muy vinculados a dos fiestas, las más señeras y tradicionales de Almonaster, fiestas de reconocido y contrastado interés antropológico: la Cruz de Mayo y la Romería de Santa Eulalia. El fandango aldeano, como su nombre indica, procede de las aldeas de Almonaster y se vincula a otro tipo de celebraciones, mucho más familiares y cerradas.

Jornadas de Cultura Islámica. Se celebra en torno al día 12 de octubre y tiene por finalidad revivir el esplendor de la época andalusí de Almonaster la Real. Durante varias jornadas puedes disfrutar de un marco inigualable con la famosa Mezquita como centro neurálgico de todas las actividades. Hay música, animación callejera y representaciones teatrales. 
En el zoco y la morería encontrarás productos típicos árabes y a los artesanos locales con sus productos. El pasacalles con danza del vientre es uno de los momentos más colorista de la fiesta, destacando igualmente en simposio internacional que se celebra en el salón de conferencias y que cada año está dedicado a una figura de la época andalusí. También hay talleres, conciertos y degustaciones gastronómicas. Si eres aficionado a la fotografía, también puedes participar en el concurso fotográfico paralelo que se realiza durante las jornadas de cultura islámica y  que tiene por finalidad promover el uso de las nuevas tecnológicas y las redes sociales. Las aldeas tienen sus propios festejos y las fiestas patronales de Almonaster son en el mes de agosto.

Naturaleza
El entorno natural de Almonaster la Real es toda una experiencia para los sentidos.
Los accidentes geográficos que marcan su orografía están condicionados por el río Odiel, la ribera de Escalada, la ribera de Olivargas, la ribera de Almonaster y la ribera del río Caliente, además de pequeños arroyos. Existe una gran variedad vegetal al ser un municipio bastante extenso, teniendo en la zona septentrional a la dehesa como elemento más singular. Por tanto, la oferta deportiva y de ocio que hay en sus alrededores es amplia. Numerosos itinerarios ecológicos, rutas de senderismo y prácticas de deportes al aire libre para todos los gustos. La Subida al Cerro de San Cristóbal es un sendero señalizado  que parte desde el mismo pueblo y que nos conduce a la tercera cumbre del parque natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Las extraordinarias vistas desde la cumbre a 917 metros de altitud, bien merecen el esfuerzo de la subida.

Recuerda que si te suscribes, puedes estar al tanto de todas nuestras noticias. Para finalizar nuestro recorrido por las tierras de Almonaster la Real y tal como es habitual en nuestras visitas por Andalucía, os dejamos con un Vídeode Pueblos-andaluces. Gracias y saludos.